Antonio Zárate Martín es un geógrafo. Le conozco desde que fue uno de mis mejores profesores en Bachillerato, en el que hoy denominamos "Instituto El Greco", en los años setenta del siglo XX. Ha escrito numerosos libros e investigaciones sobre Toledo y sobre distintos países. Es miembro de la Real Sociedad Geográfica, académico correspondiente de la Real Academia de Bellas y Ciencias Históricas de Toledo y catedrático de Geografía de la Universidad Nacional de Educación a Distancia. No hace falta describir su trayectoria y méritos científicos.
Pero yo quiero destacar en él un factor: es de los pocos toledanos del mundo académico comprometido con el desarrollo de esta ciudad. Zárate no es sólo un profesor e investigador sino un hombre que sabe que tiene que servir a la sociedad. Y ¡vaya si lo hace! Sus artículos en medios de comunicación nos hablan continuamente de su amor por Toledo y de su interés por contribuir científicamente a los grandes temas que nos preocupan a los toledanos: el río Tajo, el patrimonio, el paisaje (todo es patrimonio, es verdad, pero prefiero reiterar sus ámbitos de preocupación concretos), el urbanismo, la falta de modelo de ciudad, la problemática del casco histórico....Y el proyecto del futuro Parque Puy du Fou. Un Parque que no defiende por la elección del lugar donde desean ubicarlo: la finca de Zurraquin.
Antonio Zárate es investigador, un geógrafo, un experto en patrimonio...Pero también es un ciudadano. Y aporta razones científicas que no son refutadas. No es fácil defender en minoría una postura contraria ante un proyecto que va a traer tanto "progreso" a Toledo y que es el nuevo maná para nuestra ciudad. Así nos lo quieren hacen creer el Gobierno regional, el Ayuntamiento e incluso algunas personas muy representativas de la vida cultural, económica, política y turística de nuestra ciudad.
Les invito a leer este nuevo artículo de mi buen amigo Zárate. ¿Saben lo que me ocurre?: que me fío infinitamente más de Antonio Zárate que del coro de aduladores del proyecto de parque Puy du Fou. Es más: la mayoría de quienes apoyan el parque están demostrando que tienen intereses por encima del bien de la ciudad y de sus ciudadanos. Por eso están dispuestos a todo. Incluir a luchar contra la libertad de expresión.
Pero yo quiero destacar en él un factor: es de los pocos toledanos del mundo académico comprometido con el desarrollo de esta ciudad. Zárate no es sólo un profesor e investigador sino un hombre que sabe que tiene que servir a la sociedad. Y ¡vaya si lo hace! Sus artículos en medios de comunicación nos hablan continuamente de su amor por Toledo y de su interés por contribuir científicamente a los grandes temas que nos preocupan a los toledanos: el río Tajo, el patrimonio, el paisaje (todo es patrimonio, es verdad, pero prefiero reiterar sus ámbitos de preocupación concretos), el urbanismo, la falta de modelo de ciudad, la problemática del casco histórico....Y el proyecto del futuro Parque Puy du Fou. Un Parque que no defiende por la elección del lugar donde desean ubicarlo: la finca de Zurraquin.
Antonio Zárate es investigador, un geógrafo, un experto en patrimonio...Pero también es un ciudadano. Y aporta razones científicas que no son refutadas. No es fácil defender en minoría una postura contraria ante un proyecto que va a traer tanto "progreso" a Toledo y que es el nuevo maná para nuestra ciudad. Así nos lo quieren hacen creer el Gobierno regional, el Ayuntamiento e incluso algunas personas muy representativas de la vida cultural, económica, política y turística de nuestra ciudad.
Les invito a leer este nuevo artículo de mi buen amigo Zárate. ¿Saben lo que me ocurre?: que me fío infinitamente más de Antonio Zárate que del coro de aduladores del proyecto de parque Puy du Fou. Es más: la mayoría de quienes apoyan el parque están demostrando que tienen intereses por encima del bien de la ciudad y de sus ciudadanos. Por eso están dispuestos a todo. Incluir a luchar contra la libertad de expresión.
Puy Du Fou en Toledo “La Pesca de Salmón en Yemen” Artículo de opinión de Antonio Zárate Martín en La Cerca.com
Muchos habrán visto la película “La pesca de salmón en
Yemen”, producida en el Reino Unido y estrenada en 2011. La película, dirigida
por Lasse Hallström con guion basado en una novela del mismo título de Paul
Torday y editada en castellano por Publicaciones y Ediciones Salamandra en
2007, narra la historia de un acaudalado jeque empeñado en importar la pesca de
salmón con mosca en Yemen, para lo que requiere los servicios del doctor Alfred
Jones, experto en piscicultura que tras fuerte resistencia por lo disparatado
del proyecto aceptará colaborar por la presión de un ambicioso asesor del
primer ministro que ve en la acción una oportunidad para mejorar el prestigio
del Reino Unido en Oriente Medio y, de paso, consolidar su futuro político.
En Toledo, el pasado 26 de septiembre, el ayuntamiento
aprobaba el informe municipal vinculante sobre el Proyecto de Singular Interés
de “Puy du Fou”, sometido por segunda vez a información pública por resolución
de la Consejería de Fomento. De nuevo, el gobierno municipal y la mayoría de
los partidos lo han vuelto a apoyar con entusiasmo, convencidos de sus
beneficios para Toledo. Según declaraciones de sus miembros en prensa, las
cifras de negocio para el sector turístico serán fabulosas, con ampliación de
la temporada y un incremento de la ocupación hotelera del 42 % (por cierto,
sorprendente, puesto que ya en 2017 era del 57,7 % en la ciudad), y con la
seguridad de resolver cualquier afección negativa a la fauna o a las personas
una vez operativo el parque. A su vez, todos los actores de la vida política,
económica, social, cultural y de los medios de comunicación trasladados
gratuitamente a Francia para contemplar en directo los espectáculos históricos
representados allí por más 2.400 actores en un escenario de 23 hectáreas, con
2500 empleados y el apoyo de 4000 voluntarios, combinados con efectos
espectaculares de agua, luz y sonido, fuegos artificiales y uso de drones,
participan del mismo entusiasmo.
En ese contexto, los paralelismos entre la película “La
pesca de salmón en Yemen” y “Puy du Fou” en Toledo no pueden ser mayores. Ambos
proyectos coinciden en las actitudes de las personas y en lo disparatado de
acciones que pretenden transformar el espacio y la naturaleza en función de
intereses particulares. La finca de Zurraquín se asienta en un medio natural de
excepcional belleza por su emplazamiento sobre la plataforma estructural de los
Montes de Toledo, a 150 metros sobre el Valle del Tajo, con fuertes pendientes
en el escalón de falla que desciende hacía el río, y un relieve suavemente
accidentado en la parte alta, en la que se encajan los cursos de agua que
vierten al Tajo. Es un espacio con abundante vegetación, encinas, enebros,
pinos de repoblación, sotobosque y cultivos, que funciona como pulmón de aire
de Toledo por la dirección de los vientos, y con una variada fauna, todo en un
ambiente de calma que facilita la biodiversidad, de modo que cualquier paseante
contemplará águilas, buitres, ciervos o corzos entre otros, y oirá el canto de
los pájaros. En fin, es un ambiente natural construido a lo largo de siglos y
transformado por la lenta acción del hombre pero siempre en equilibrio con el
medio. Por esas razones ese espacio mereció la calificación de “uso rural no
urbanizable” en el PGMOU de 1986 y de “uso rural de especial protección
paisajística, ambiental y forestal” en el POM de 2007. Ante ese remanso de la
naturaleza bien conservado dentro de Toledo, pero lejos del ruido y apartado de
sus ambientes más urbanizados, es comprensible que todos los invitados al
parque “Puy du Fou” en Les Epesses se sientan deslumbrados ante sus
escenografías y narraciones para un público más atraído por el colorido, el
sonido y la luminotecnia de un supuesto viaje al pasado que por el rigor de la
historia. ¿Qué más da que las cuadrigas romanas corran en un anfiteatro y no en
un circo como sucedía en Roma? ¡Mejor eso que las ruinas de nuestro circo
romano!, durante generaciones utilizado como cantera, y ahora sitiado por los
nuevos bloques de la Vega Baja. ¿Por qué Toledo no puede tener su “Puy du Fou”,
con sus grandes chorros de agua saliendo de un lago de 2,5 metros de
profundidad donde apenas hay agua, y un rio de 550 metros de largo, siempre con
agua, no como el arroyo de la Cierva o el Guajaraz? ¿Y por qué no tener más
árboles que ahora, incluso con plantas exóticas y suelo artificial? ¿Qué
importa que desaparezcan águilas, buitres, ciervos, corzos, conejos…? ¿Acaso no
vamos a tener, como en Francia, caballos, burros, bueyes y vacas, cabras,
corderos, cerdos, rapaces y aves de corral, palomas, conejos, y hasta
dromedarios?, aunque sea en cautividad y por exigencias del espectáculo.
El principal inconveniente es la escasez de agua y las
temperaturas, como en “La pesca de Salmón en Yemen”. Las precipitaciones anuales
medias son de 389 mm, la media de julio es de 26 grados, con picos de 42
grados, y la de enero, de 5,8 grados, con una variación anual de 20,2 grados,
lo que impone un doble reposo al ciclo vegetativo, propio de una zona de clima
mediterráneo continental. Mientras, en Les Epesses, con un clima oceánico, el
agua es abundante, con 947 mm des precipitaciones medias anuales, una
temperatura media de 17,7 grados en julio y de 0,6 grados en invierno. Además,
los suelos de Toledo son delgados y ácidos y no retienen el agua, a veces son
suelos de raña, y siempre sobre rocas ígneas y metamórficas que afloran
frecuentemente, lo que condición la vegetación y dificulta el crecimiento de
las plantas. Pero la empresa “Puy du Fou” está dispuesta a cambiar todo hasta convertir
la zona en una “Isla de frescor“, comparable al parque del Retiro en Madrid,
nos garantiza un paisaje verde, húmedo y agradable para el paseo y disfrute de
los espectáculos de día, aun bajo temperaturas de 42 grados. El único problema
es la necesidad de un elevado consumo de agua, pero el ayuntamiento ya se ha
comprometido a proporcionar la que se necesite desde el Cerro de los Palos, y
la empresa añade posibles captaciones de agua del Tajo, todo para asegurar la
nebulización de los paseos y la humectación a diario del parque para reducir
riesgos de incendios, demostrada la imposibilidad de sondeos para aprovechar
aguas subterráneas por infiltración. Sea como sea, nada que objetar para
conseguir el deseado cambio de paisaje, pero sorprende que una ciudad que se
moviliza con razón contra el trasvase del Tajo, quede indiferente antes
posibles reducciones de agua para las localidades de su entorno en periodos de
sequía, y en todo caso, ante una pérdida más de caudal para el Tajo, aunque eso
sólo lo vea Talavera de la Reina. Por otro lado, el proyecto propone sustituir
los cielos estrellados por el resplandor de la luminotecnia de los espectáculos
nocturnos y de los fuegos artificiales, que serán disfrutados durante buena
parte del año desde otras zonas de la ciudad, entre ellas Valparaiso y la
Legua. Los urbanizaciones más próximas, como Montesión de Toledo y el Robledal
de Guadamur, podrán oír el ruido de los espectáculos día y noche, pero eso sí,
siempre dentro de los niveles sonoros permitidos por las Ordenanzas municipales
y con la confianza de que serán reducidos una vez que el parque entre en
funcionamiento. Lo más molesto serán las 8 deflagraciones simultáneas de 105
decibelios previstas todas las noches a 120 metros de altura. Es de esperar que
los vecinos de estas zonas urbanas se acostumbren a vivir con ruido todo el año
y a refugiarse en el interior de sus viviendas en verano. No obstante, nada que
no sea compensado por la satisfacción de tener la “Isla de Frescor” del parque
a 300 metros de Montesión y a 4,5 kilómetros del casco histórico, y las
ventajas para todos los ciudadanos que supondrá la llegada de más de dos
millones de visitantes nuevos al año, que sumados a los tres actuales harán un
total de cinco. Tampoco ha de interpretarse como un mal mayor la pérdida de
calidad del aire por los más de 4000 vehículos y 89 autobuses que acudirán a
diario al parque. Las substancias contaminantes (monóxido de carbono, dióxido
de nitrógeno y dióxido de azufre en especial) arrastradas por los vientos pueden
perjudicar la salud de las personas y contribuir al deterioro de los
monumentos, pero también se supone que no será nada grave, a pesar de que ya
existen registros de mala calidad del aire en determinados días, sobre todo en
situaciones anticiclónicas y de intensa radiación de solar que hace aumentar
los niveles de ozono troposférico, y en episodios frecuentes de llegada de
polvo africano.
De todos modos, no hay que inquietarse, al igual que para la
pesca de salmón en la película se construye una gigantesca presa en el
desierto, Toledo tendrá su “Puy du Fou”, la ciudad alcanzará grados máximos de
modernidad, ya no sólo será conocida por El Greco, sus monumentos, la herencia
de las tres culturas y sus paisajes, sino también por su parque temático, que se
convertirá con seguridad en su principal motivo de atracción y de dinamismo
urbano. Por fin llegaran tantos turistas que tendrán que solicitar reserva
anticipada para visitar el casco histórico, todos estaremos orgullosos de
nuestra “Isla de frescor” en pleno verano, con la tranquilidad añadida, como se
dice en la memoria del proyecto, de que el parque no incidirá negativamente en
el cambio climático. Y todo esto habrá sido posible gracias a unas cuantas
personas visionarias y con capacidad de decisión, como los personajes de la
película, el jeque árabe empeñado en la pesca de salmones en Yemen, el
ambicioso político del Reino Unido y el experto en piscicultura, todos
colaborando para mejorar el paisaje y superar las limitaciones impuestas por la
naturaleza y el lugar, y el resto de personas, todas contentas y satisfechas,
pues de otro modo no se podrían pescar salmones en Yemen y Toledo nunca tendría
un paisaje siempre verde y húmedo, además de resolver el desempleo de la
región. El único inconveniente, es que al final de la película, las
perspectivas de pescar salmones en Yemen saltan por los aires debido a la
rotura de la presa. Esperemos que no suceda lo mismo en Toledo, que el
experimento no termine con la simple destrucción del único espacio natural y de
calidad bien conservado dentro de su término municipal, que las voladuras
previstas para acondicionar los terrenos y facilitar su transformación no
resulten muy molestas y, sobre todo, que no haya que acudir al rescate del
proyecto con el dinero de los contribuyentes. Es muy deseable que la
declaración de proyecto singular de interés no suponga una maniobra encubierta
de urbanización a partir de un suelo de uso rural, que es realmente lo que
supone la ocupación de esa zona por un uso terciario, de ocio, como el que se
propone, y su utilización masiva por más de 12.000 visitantes, con todos los
efectos que eso comporta para el territorio, si es que se cumplieran realmente
las previsiones de los promotores del negocio.
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