Miguel Ángel Sánchez |
Avanza el siglo XXI y continuamos en Castilla-La Mancha con
una política de aguas colonial y propia el XIX. No conseguimos independencia y
capacidad de gestión suficiente y garante tanto de abastecimiento como de
desarrollo. La situación de los embalses del Torcón y Navalcán, el primero
sobre el río de su propio nombre y el segundo sobre el Guadyerbas en el extremo
noroccidental de la provincia, explicitan esta situación. Toledo capital y gran
parte de la provincia de Toledo deberían tener a estas alturas garantizado el
abastecimiento desde el Alberche, pero desde los embalses de El Burguillo y San
Juan. Y no usar El Torcón, dejándolo para el abastecimiento de la mancomunidad.
Toledo capital no debería usar el Alberche y el Sistema Picadas como
“complementario” de la Sagra, sino como básico, modificar redes y proyectar
consumos conjuntos también con las Sagras Alta y Baja para un horizonte del año
2050. Vamos a ciclos secos muy profundos y continuos, y ésa debe ser la
solución.
Pero el problema es que Madrid ha hecho suyo el Alberche
desde la década de los años 90 del pasado siglo, duplicando la concesión del
propio Alberche hasta 220 hm3 (Toledo o Talavera de la Reina consumen sólo unos
6-8 hm3 al año) al año a mediados de la pasada década. La concesión y el Sistema
Picadas son insuficientes. Pero también lo es la planificación, errónea y con
las sobras de Madrid, que explota el Alberche y el Guadarrama ya que la
cabecera del Tajo le está vedada por el trasvase Tajo-Segura. Que el Torcón
esté vacío es un problema de gestión, de mala planificación por parte del
ministerio de Medio Ambiente, y de una falta de visión en la planificación
hidrológica en Castilla-La Mancha, no de ahora, sino que arrastramos desde hace
décadas.
El miércoles la Confederación Hidrográfica del Tajo comenzó
a vaciar el embalse de Navalcán del que se abastecen 13.000 habitantes de 15
municipios de la mancomunidad de la Campana de Oropesa y Cinco Villas. El
motivo es dar agua a los regantes de la Vera, en Extremadura, una vez que han
agotado el embalse de Rosarito sobre el Tiétar. Este sistema tiene un problema
similar: mientras que toda el agua de gran calidad del embalse de Rosarito (en
su mayor parte sobre la provincia de Toledo), se dedica a regar en la Vera, los
pueblos se abastecen desde el alto Tiétar (cada vez con menos recursos), y
sobre todo desde la presa de Navalcán, un embalse que jamás se debió levantar,
con muy escasas aportaciones, agua eutrofizada y con gran cantidad de materia
orgánica, escasa renovación y que, en resumen, presenta muchos problemas para
su potabilización. Y si a esto unimos que se usa como un gigantesco barreño de
reserva para rellenar Rosarito, aguas abajo, y que se deja en mínimos, tenemos
que el problema de calidad y recurso es recurrente y preocupante en la
mancomunidad abastecida.
Es irresponsable e intolerable que la Confederación
Hidrográfica dé la orden de vaciar el embalse de Navalcán, con un caudal de
salida de 11 m3/s (más o menos el doble de lo que lleva el Tajo en Aranjuez, y
similar a lo que suele llevar en Toledo o Talavera), que lo dejará en mínimos
en poco más de diez días. Es inaceptable y se debe exigir que se cierre cuanto
antes. El abastecimiento es prioritario sobre el regadío, pero Castilla-La
Mancha y sus ciudadanos son de tercera.
Lo he dicho hace unas semanas: Castilla-La Mancha precisa de
una consejería específica sólo en materia de agua, y me da igual lo que digan
el PP, el PSOE y el presidente García-Page. Hay cinco frentes, cinco grandes
cuencas, con centenares de municipios, miles de hectáreas de regadío…Y ríos que
defender. Es imprescindible. El Torcón y Navalcán son dos ejemplos de que ahora
no llegamos. Más recursos. El agua, la vida, nos va en ello.
Miguel Ángel Sánchez