17 de diciembre de 2019

Ricardo Ortega Sánchez-Pinilla: Conferencia en el auditorio del Museo del Ejercito mañana miércoles a partir de las 19:30 sobre "Es posible la prevención de la enfermedad a través de los hábitos saludables"

MEDIO AMBIENTE: COP25 Chile – Madrid 2019, el estrepitoso ‘fracaso’ de los políticos, según Econoticias.com

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El cambio climático se ha situado durante 2 semanas en el foco mediático y ciudadano, esperanzadora noticia que no debe dar marcha atrás.

Dos días más tarde de lo previsto, tras muchos esfuerzos multilaterales, la Cumbre de Clima ha finalizado en medio de una gran expectación mediática y ciudadana, pero sin lograr cerrar los acuerdos que se había marcado como objetivo.

Sin embargo, es positivo que la necesidad de actuar frente al cambio climático haya abierto todos los informativos durante las dos últimas semanas, lo que sin duda constituye una excelente noticia y sienta las bases para acelerar el cambio de modelo energético que tanto necesitamos.

Desde la Fundación Renovables destacamos el esfuerzo y compromiso mostrado por el gobierno español, al haber sido capaz de organizar, en el tiempo récord de un mes, un evento de la magnitud y complejidad como es la Cumbre del Clima. Particularmente, la ministra Teresa Ribera y su equipo han peleado de manera muy significativa en la recta final de las negociaciones para lograr cerrar un acuerdo.

A pesar de que la sociedad civil no tiene dudas con respecto a la necesidad de actuar con celeridad siguiendo las recomendaciones que nos hace la ciencia, lo cierto que es la Cumbre del Clima celebrada en Madrid ha permitido constatar la enorme brecha existente entre la comunidad científica y los gobernantes de numerosos países, puesto que el nivel de compromiso y ambición para hacer frente a la emergencia climática deja mucho que desear.

En efecto, desde el punto de vista técnico, la COP25 ha sido un fracaso sin paliativos al no haber avanzado en ninguno de los puntos clave.

En primer lugar, no se ha culminado el desarrollo del artículo 6 (sobre la regulación de los mercados de carbono) del Acuerdo de París, pendiente desde la COP24 de Katowice, y que se posterga ahora hasta la COP26 en noviembre de 2020 en Glasgow.

A pesar de que en absoluto es la panacea -lo que hay que hacer es reducir las emisiones globales con la mayor celeridad-, la regulación de los mercados de carbono es importante: permite que países y empresas con unos niveles de emisión superiores a los que tienen establecidos puedan pagar a otro para que reduzca la cantidad de gases equivalente a través de proyectos de mitigación y adaptación.

Ahora bien, cuando el principal objetivo de una Cumbre del Clima es acordar mecanismos de comercio de emisiones en lugar de reducciones reales de las mismas, y ni siquiera se acuerda eso, el balance no puede ser más negativo.

“Una decepción”, en palabras del propio Secretario General de Naciones Unidas, António Guterres.

En segundo lugar, tampoco se ha logrado reforzar la ambición de manera global, pues solo 84 países (de los 195 que suscribieron el Acuerdo de París) se han comprometido a presentar objetivos más ambiciosos de recorte de emisiones en 2020.

Entre los grandes ausentes se encuentran China, Estados Unidos, India y Rusia, que generan el 57% de las emisiones globales. Estos países permitirían, -si no rectifican su postura actual, continúan con modelos energéticos obsoletos e ignoran todas las advertencias sociales y científicas-, que se produzca un incremento de 3,2 grados de la temperatura global a finales del siglo XXI.

A pesar de ello, la buena noticia es que, entre los países que sí se han comprometido a presentar objetivos de reducción de emisiones más ambiciosos durante 2020, se encuentran importantes países europeos como Francia, Alemania, Reino Unido y España.

Por tanto resulta esperanzadora la apuesta de liderazgo de la UE y, particularmente, del gobierno español, que esperamos se vea reflejada en el Plan Nacional Integrado de Energía y Clima (PNIEC) que finalmente se apruebe en los próximos meses, el cual debería -en coherencia con las declaraciones efectuadas por la ministra Teresa Ribera en los días finales de la Cumbre- presentar objetivos de reducción de emisiones mucho más ambiciosos.

Ha sido también una oportunidad perdida para parte del sector energético en su conjunto, que ha dedicado ingentes sumas de dinero a efectuar greenwashing para su beneficio particular y ha mostrado una falta de sensibilidad muy clara. Se ha dedicado demasiado dinero a meras actividades publicitarias y a presentar la apuesta de futuro de las grandes eléctricas.

En lugar de ello, el dinero debería haberse destinado a desarrollar iniciativas concretas que contribuyan a acelerar y culminar cuanto antes la transición energética, que necesariamente ha de ser muy rápida y ambiciosa y no un cambio tranquilo y paulatino, dada la situación de emergencia climática en la que nos encontramos.

Finalmente, destacamos que el sector energético ha obviado completamente a la parte fundamental y clave del futuro sistema eléctrico, los consumidores. Estos no han sido mencionados en ningún momento en toda la Cumbre, así como tampoco la necesidad de desarrollar unos mejores hábitos de consumo responsable respecto al uso de la energía. Dicha ausencia evidencia que el sector energético solo está interesado en el mantenimiento de su cuota de mercado y en la maximización de sus beneficios.


MEDIO AMBIENTE: A pesar del fracaso de la COP25 Chile-Madrid 2019, la ciencia insiste: quedan 10 años para reducir la concentración de CO2, según Econoticias.com

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Solo nos quedan 10 años para reducir la concentración de CO2 en la atmósfera y evitar la hecatombe climática. Pero a las puertas de esta década crucial, los países no han logrado unir fuerzas para frenar de manera urgente el cambio climático.

"La COP25 no empezó con buen pie –pasando de mano en mano hasta llegar a España– y no ha terminado mejor. Desde el viernes por la tarde, día que tendría que haber culminado la cumbre, la decisión final no ha dejado de posponerse para intentar alcanzar un acuerdo que refuerce la ambición y que termine de regular los mecanismos de mercado en el Acuerdo de París –el primer tratado universal por el clima–, entre otros aspectos relativos a la financiación.

Tras una prórroga de casi dos días, que convierte a esta cumbre en la más larga en sus 25 años de historia, el consenso total entre los 196 países reunidos estas dos semanas en Madrid para terminar de poner en marcha el Acuerdo de París finalmente no ha sido posible del todo.
La mayoría de los países prefería un no-acuerdo antes que un mal-acuerdo. Y así ha sido. Ya lo había advertido Andrés Landerretche, coordinador de la presidencia de la COP25, en una rueda de prensa el sábado por la tarde: “Si no hay consenso, no hay consenso”.

Sin embargo, de Madrid sale un documento llamado Chile-Madrid Tiempo de Actuar que, tras largas e ininterrumpidas horas de negociaciones, ha quedado en un tímido equilibrio para intentar satisfacer a todos en términos de ambición.

En este acuerdo, que no incluye el artículo 6 sobre los mercados de carbono, se sientan las bases para que en 2020 los países presenten compromisos de reducción de emisiones (NDCs, por sus siglas en inglés) más ambiciosos para responder a la emergencia climática.


Marcada por las diferencias entre naciones e intereses dispares entre países pobres, más vulnerables al cambio climático, y los industrializados, mayores emisores de CO2 , la COP25, presidida por Chile y que ha contado con la ayuda de España para minimizar los conflictos de las últimas horas de negociación esta madrugada, se ha quedado sobre todo a medio camino de conseguir lo que quería: el desarrollo del artículo 6 del Acuerdo de París que pretende regular los intercambios de unidades de carbono".


FUENTE

MEDIO AMBIENTE: Resaca ‘climática’, según Econoticias.com

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    "Pero, por encima de todo, pasará a la historia por al final, quedarse en una exhibición de que la diplomacia multilateral ha "decepcionado" a todos, incluso a la propia Presidencia de la Cumbre y a la Organización de las Naciones Unidas.

    El resultado definitivo no se corresponde con el esfuerzo de 14 días de negociaciones intensísimas y que se extendieron dos días más de lo inicialmente previsto.

    Es una declaración que sí sentará las bases para elevar la ambición climática, pero ya en 2020, aunque por primera vez incluye un mayor protagonismo para los océanos y los suelos, pese a que eso, precisamente, a punto estuvo de echar al traste también el documento llamado 'Chile-Paris: Tiempo para la Acción', que allana el camino a la implantación del Acuerdo de París el año próximo, ya que Brasil exigía que se excluyeran esas referencias.

    Postura Brasileña

    Finalmente, "en consideración" con Tuvalu e Indonesia y tras mostrar su soledad en el plenario Brasil aceptó el texto. Pero si no se ha ido más allá en el asunto que estuvo más encallado en las negociaciones previas a la COP que era el artículo 6 del Acuerdo de París, relativo a los mercados de carbono, fue de nuevo por la oposición de Brasil, que ha bloqueado cualquier avance.
    En contra de la postura mayoritaria entre los casi 200 países que forman parte de la Convención Marco de la ONU para el Cambio Climático, Brasil ha exhibido su postura parecida a la de Estados Unidos, que también ha tratado de limitar cualquier avance en la Cumbre, de acuerdo con la decisión del presidente Donald Trump que ha iniciado la desconexión del Acuerdo de París, algo que se hará efectivo el año próximo.
    La sensación general es de "tristeza" y "decepción" ante unas jornadas maratonianas, diurnas y nocturnas, de intensas negociaciones para lograr estar a la altura de lo que la sociedad y la ciencia advierten: que los próximos diez años son decisivos para evitar los peores efectos del cambio climático si se logra limitar el aumento global de la temperatura a 1,5 grados centígrados.

    Tristeza y decepción

    Después de que la Presidenta de la COP25, Carolina Schmidt, expresó su "tristeza" ante un acuerdo que no es suficiente para lo que reclaman la sociedad y la urgencia de la emergencia climática.
    Expresaba así la sensación general expresada por buena parte de los delegados, los que quedaban en el plenario, porque muchos habían abandonado ya Ifema rumbo al aeropuerto.
    La ministra para la Transición Ecológica en funciones, Teresa Ribera, ha jugado un papel fundamental en esta cumbre que ha sido aplaudido y agradecido por los negociadores este domingo, tanto en su preparación como en las negociaciones como facilitadora, especialmente en las "horas finales" cuando su homóloga chilena le pidió ayuda para lograr un documento de consenso.
    Ribera ha manifestado tener una sensación "agridulce" porque se esperaban y necesitaban compromisos "más contundentes y serios de las grandes economías", mientras que el secretario general de Naciones Unidas, Antonio Guterres, ha señalado su "decepción" pero ha asegurado que no se rendirá para conseguir lo que el planeta necesita.
    Las ONG han mostrado de forma unánime también su "decepción" y han calificado de "inaceptable" lo ocurrido en la COP.
    Esta era una COP diferente, pues a lo largo del año la juventud del planeta y la sociedad civil se movilizó, en parte inspirados en el fenómeno 'Greta Thunberg'.
    La adolescente sueca que viajó en barco eléctrico, primero a Nueva York para asistir a la Cumbre Climática de la ONU en septiembre, con la intención de seguir hacia Chile -donde se iba a celebrar la COP25- y después con el traslado a Madrid, en catamarán por el Atlántico norte, hasta Lisboa para llegar a tiempo a la capital española.
    Allí se unió a la Marcha Climática el día 6 de diciembre que recorrió la Castellana y en la que participó medio millón de habitantes. Thunberg desató tal expectación que sus apariciones en diferentes actos de la sociedad civil y en el plenario oficial de la Cumbre se anunciaban con poco tiempo de antelación o, ni eso.
    Durante estos días se han organizado miles de actividades, se han presentado importantes informes científicos que concluyen que la emergencia climática es ya una realidad y las organizaciones sociales desplegaron acciones de protesta pacífica casi todos los días.
    Entre las actividades no faltaron conferencias, ponencias, exposiciones, conversaciones y conciertos a los que asistieron entre otros personajes además de Greta Thunberg -nombrada esta misma semana personalidad del año de la revista Time- Alejandro Sanz, Amaral o Vetusta Morla, el Premio Nobel de la Paz estadounidense Al Gore, el exsecretario de Estado estadounidense, John Kerry, o los actores Harrison Ford o Anthony Hopkins, entre otros convencidos de la urgencia que vive el planeta, pero quizá no tan conocidos.
    Pese a que 30.000 personas participaron en la agenda oficial de la Zona Azul, la de la sociedad civil de la Zona Verde y en las acciones de Castellana Verde, donde expresaron la necesidad de que los países aumenten su ambición y rebajen sus emisiones de CO2, al menos a un ritmo del 7,6 por ciento como estima la ciencia que sería lo mínimo necesario, los líderes mundiales plasmaron en el papel la desconexión con las demandas sociales y científicas.
    Las cosas de la diplomacia avanzan más despacio que la velocidad a la que gira el planeta. La COP26 empieza a preparase ya para intentar lograr en esa ocasión la ambición deseada a final de año en Glasgow (Reino Unido). Queda clausurada la 25 Cumbre del Clima de Chile en Madrid".