Miguel Ángel Sánchez el 25 de Marzo de 2015 en la Real Fundación de Toledo |
Mi columna de opinión de hoy en La Tribuna de
Toledo/Talavera.
"Tajo-Segura: hasta aquí hemos llegado" por Miguel Ángel Sánchez
Alcanzada la raya mísera de los 400 hectómetros cúbicos no
trasvasables, la ministra encargada de los desguaces periódicos del Tajo, ahora
Isabel García Tejerina, ha tardado muy poco en afirmar que en cuanto se reúna
esa pantomima de comisión que analiza los trasvases, éste se abrirá. Esto, más
que una falta de respeto a los ciudadanos del Tajo y en especial a Castilla-La
Mancha, supone toda una declaración de intenciones. El Tajo es de los regantes
del Segura, tal como sostiene el documento técnico que soporta el Plan Especial
de Sequía de la cuenca, cuyo plazo de alegaciones por cierto terminó ayer; y la
ministra del asunto es simplemente la manijera, como antes lo han sido otros.
Mejor no hablar de la Confederación Hidrográfica del Tajo y su vergonzoso papel.
Podría dar muchos argumentos sobre lo fundamental que
resulta llenar Entrepeñas y Buendía para afrontar con solvencia los próximos
diez años. El próximo invierno será fundamental. Pero no. A estas alturas creo
que es sabido eso, y lo irracional del trasvase, el hidrocolonialismo brutal al
que se somete al Tajo, el empobrecimiento terrible de un territorio ribereño
donde la cabecera se desangra maniatada e imposibilitada para usar sus recursos
endógenos. Eso ya se sabe. Ahora ha llegado el tiempo de liquidar
definitivamente la infraestructura del trasvase. Desde Bolarque al túnel del
Talave.
Acabar con el trasvase y exigir una política hidrológica más
justa y equilibrada con Castilla-La Mancha y las cuencas del Tajo, Guadiana,
Júcar debería ser el objetivo de Castilla-La Mancha para la próxima década. Ya
lo he dicho, es vital; y la estructura de control del agua dictada por Madrid
para beneficiar no al conjunto del Estado, sino a los territorios periféricos a
nuestra región, nos perjudica sobremanera. El tercermundismo planificador
hidrológico que se gasta en Madrid desde finales de los años ochenta del pasado
siglo, vive una eterna juventud, haciendo cortes de manga reiterados a la
legislación europea; burlando la necesidad de coger de una vez el toro por los
cuernos, e inmerso en una huida hacia delante que en el caso del Tajo ofrece un
lamentable espectáculo visual, y un bochornoso y sonrojante aparataje
jurídico-técnico. No veo solución a medio ni siquiera a largo plazo. Madrid
seguirá legislando para donde haya más votos y presión.
Castilla-La Mancha sigue sin dedicar recursos adecuados, sin
crear una consejería específica para el asunto, y sin dotar del aparataje
adecuado a las estructuras existentes para la defensa de los intereses
territoriales en materia de agua; para recuperar, en definitiva, los ríos y el
tiempo perdidos. Parece que nos gusta estar más en el lamento que en la acción
real. Y así se nos van los años, años que otros aprovechan para llevarse el
Tajo, el Júcar, el Segura a su parcela. Es normal, por tanto, que la ministra
no tarde ni un cuarto de hora en decir que va raspar ya lo que sobre de los 400
hectómetros cúbicos en Entrepeñas y Buendía. Nos respetan muy poco. O quizá es
que no sabemos, o no queremos, hacernos respetar.