Varios operarios de la empresa adjudicataria trabajaban ayer
en el entorno. "Iniciativa" y la plataforma contra el proyecto
critican que se haga «justo un día después» de los comicios
Vuelve la actividad al entorno del Puente de San Martín. La
empresa adjudicataria de la tirolina sobre el Tajo, Zipline Toledo, ha retomado
los trabajos de instalación de la misma. Varias personas operaban ayer en la
zona con el montaje de cuerdas y cables tras varias semanas de inactividad,
después de que el equipo de Gobierno local decidiese dejar el proyecto en stand
by para que la adjudicataria se replantease los aspectos más polémicos, como la
caseta junto a la muralla prevista para guardar la tirolina por las noches en
la que también se venderían fotografías de recuerdo.
El reinicio de los trabajos se producía ayer, un día después
de las elecciones municipales y autonómicas del domingo, algo que no ha gustado
a la asociación de vecinos del Casco ‘Iniciativa Ciudadana’ y a la plataforma
‘No a la tirolina en San Martín’, que se mostró muy activa en redes sociales
desde por la mañana para alertar de las obras.
El portavoz de ‘Iniciativa Ciudadana’, Hilario Alarcón,
tildó de «llamativo» que el montaje se haya retomado «justo al día siguiente de
los comicios, cuando la campaña ha terminado y todos los ciudadanos han emitido
su voto».
Añadió que esta situación «nos deja estupefactos» y recordó
que la candidata del PSOE a la Alcaldía, Milagros Tolón, quien previsiblemente
será la próxima alcaldesa de la ciudad si alcanza un pacto de Ganemos, «ha
manifestado en campaña que no le gustaba la ubicación de la tirolina, diciendo
que veía necesario repensar el proyecto».
Alarcón denunció que «siga adelante una iniciativa que
cuenta con bastante oposición en Toledo» y pidió al próximo equipo de Gobierno
local que «negocie con la concesionaria» para cambiar de lugar la «atracción
turística».
Hay que recordar que la instalación cuenta con los informes
favorables de todas las administraciones públicas -Patrimonio, Medio Ambiente,
CHT, etcétera- pero que el proyecto ha contado con una intensa oposición
ciudadana desde que comenzó su montaje, principalmente por la caseta que se
instaló junto a la muralla, retirada días después.
Fue precisamente esta garita la que fue criticada por
prácticamente todos los colectivos de la sociedad toledana, también políticos,
convirtiéndose en determinante para que el Ejecutivo parase la instalación
instando a la empresa a modificar las dimensiones de la caseta y las
características de la misma.
El portavoz vecinal recuerda que las firmas para pedir el
cambio de emplazamiento de la tirolina superan ya las 3.500 y lamenta que el
proyecto «se haya desarrollado con tanto secretismo desde el principio».
Indemnización. Preguntado por la cantidad que el
Ayuntamiento tendría que pagar a la adjudicataria si paraliza la instalación,
Alarcón sostiene que «coincidimos con la plataforma en que el perjuicio contra
el paisaje es mucho más alto que la indemnización, que sería de unos 90.000
euros».
FUENTE: LA TRIBUNA DE TOLEDO
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