Miguel Ángel Sánchez [Foto archivo] |
El problema de la ministra
No hay tiempo. No le queda tiempo a la ministra. Se han perdido décadas, en especial la última. Y ahora hay que hacerlo todo deprisa en la conocida tradición española. Me refiero a la ministra de Transición Ecológica, al Tajo, y a los planes de cuenca que obligan a poner orden en la gestión del agua en Europa. Y, aunque no se quiera ni se admita demasiadas veces dentro de las paredes del referido Ministerio, España aún forma parte de Europa. En la gestión hidrológica, también.
La ministra de Transición Ecológica, su secretario de Estado de Medio Ambiente, el director general del Agua, y los presidentes de las Confederaciones del Tajo y del Segura, no reciben a las plataformas de Toledo y Talavera por un mero acto de cortesía. Quince años después hemos pilotado los frentes jurídico, técnico y social que han arrinconado al gobierno de España. Quién lo iba a decir. No hemos sido parte del conocido y pastueño juego político. Creo a la ministra cuando dice que hay que cambiar la situación, no le queda otra; pero no me cabe la menor duda de que si fuera por el establishment del ministerio, no se movería un dedo por el Tajo. Al contrario. Y que sentarse con los movimientos ciudadanos, a los que hace tres días despreciaban, ha sido peor que tragarse un sapo. Y no me cabe la menor duda de que harán todo lo posible por mantener el trasvase a toda costa, caudales de miseria en el Tajo, y una calidad ínfima. Repito: no me cabe la menor duda.
Pero ocurre que, casi quince años después de trabajo de las plataformas, al Tribunal Supremo no se le salta a la torera; ni al apercibimiento de sanción de la Comisión Europea por infracción al Reino de España por el incumplimiento de directivas varias. Por eso tenemos presentadas en Bruselas tres Quejas ante la Comisión. Y no hay más plazos. No existen treguas. El Tajo no puede esperar ni un segundo más. Se siguen aprobando trasvases al máximo, no hay caudales ecológicos que deberían estar implementados desde 2014 –cinco años de “prórroga” forzada, y quieren dos y medio más hasta diciembre de 2021–, máxime después del Esquema de Temas Importantes de 2010 “secuestrado”. El Gobierno de España está incumpliendo la Ley de Aguas y la propia Ley del Plan Hidrológico Nacional: no se está trasvasando agua “excedentaria”: se trasvasa el caudal ecológico del Tajo. ¿Por qué no modifica mediante Real Decreto el famoso 773/2014, hijo del Memorándum, tomando en consideración de momento el referido ETI de 2010? El trasvase debería estar cerrado desde que se conocieron las sentencias, y veremos si en los próximos años no hay que rendir desde el Ministerio cuentas por ello.
La ministra tiene un problema. Y en lo que en nuestra mano éste irá a más. Me temo que el Esquema de Temas Importantes que verá la luz en quince días o un mes, será más de lo mismo, con un poco de azúcar espolvoreado por encima. Con la cabecera del Tajo desgajada, Entrepeñas y Buendía convertidos de facto en las nacientes del trasvase Tajo-Segura, poco más hay que decir. Sin ir más lejos, el Plan Especial de Sequía de 2018 fue una bofetada, otra más, a la realidad y la cordura con la gestión del Tajo. Facta, non verba, ministra. Agua, no palabras. El tiempo de las excusas se ha acabado, se lo hemos dicho desde las plataformas; y sí: hemos logrado que también se lo digan el Tribunal Supremo y Europa.
Miguel Ángel Sánchez
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