Dionisio Escarabajal [Foto: La Opinión de Murcia] |
"UN ARTÍCULO DE OPINIÓN
APARECE HOY EN La Opinion de Murcia, DONDE SE EXPLICA CON PELOS Y SEÑALES EL HARTAZGO TAMBIÉN DE
LOS MURCIANOS ANTE LOS CONSTANTES Y CONTINUOS BENEFICIOS QUE HAN IDO RECIBIENDO
LOS DEL "AGUA PARA TODOS", QUE UTILIZANDO ESE ESLOGAN PRACTICARON EL
"AGUA PARA ALGUNOS" Y AL FINAL Y COMO CONSECUENCIA DE SU AVARICIA Y
ABUSO EL "AGUA PARA NADIE" SECANDO TODO Y CUANTO LES DEJARON TOCAR.
Beneficios fiscales, subvenciones millonarias, negocios que
se reflotan por la inyección de miles de millones de dinero de todos para reflotar
empresas privadas. Ya bien hubiera crisis o no, los agricultores del Trasvase
Tajo-Segura han recibido durante 40 años beneficios a costa del dinero de
todos, y han sido los únicos a los que la crisis no les ha tocado un pelo, sino
más bien que les ha tocado la lotería mientras les explotaba el melón de sus
destrozos, como el destrozo del Tajo o del Mar Menor.
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Agua para algunos
"No me he manifestado por las calles ni he acudido a
los políticos de turno cuando mi negocio y pequeña hacienda ha sufrido como la
de tantos otros pequeños empresarios y profesionales en la pasada crisis"
24.12.2017 | 04:00 | Dionisio Escarabajal | Articulo de Opinion en La Verdad de Murcia
"El problema de vivir tanto tiempo en Murcia es que hay temas
que llegan a ser aburridos y extenuantes por su propia y tediosa repetición. Y
es que el sufrimiento sin perspectiva de terminación lleva invariablemente a la
melancolía del doliente. Hablo, claro, del agua, o la falta de la misma en esta
Región. Un asunto cansino, cuya solución carece del más mínimo horizonte, al
menos en los términos en los que se plantea en Murcia: solidarízate conmigo y
dame tu agua, que después, por cierto, me servirá para generar valor en forma
de productos agrícolas y ganar una pasta al venderlos. Perfectamente legítimo
por otra parte. Pero una industria y un negocio privado, sin darle más vueltas.
Y es que a todos los ciudadanos de esta Región nos acaba
embargando la melancolía cuando tenemos que asumir como propios, vía titulares
y manifestaciones reiteradas, los problemas de una industria y de unos
empresarios ajenos que, por lo demás, tampoco repartieron conmigo sus
ganancias, ni me invitaron a comer ni a un mísero plato de migas cuando
obtenían pingues beneficios y la cosa les iba de coña. Y es que el Trasvase
Tajo-Segura volvió ricos a más de uno, poseedores afortunados de tierras de
secano que, por arte de la ingeniería hidráulica y de ese estupendo político
que fue Joaquín Garrigues, se transformaron de un día para otro en feraces y
productivos regadíos. Al igual que años más tarde, por cierto, los poseedores
de esas mismas tierras de regadío las transformaron una vez más en oro mediante
el cambio de su calificación para hacer campos de golf, y su respectiva
urbanización para guirilandios.
En la medida en que la riqueza que genera un sector o una
industria beneficia al resto de la sociedad vía inversión, trabajo o impuestos,
bienvenida sean las transformaciones y posterior enriquecimiento. Soy defensor
acérrimo del capitalismo salvaje, así que me importa un pito que un empresario
que arriesga dinero con su actividad emprendedora.
Pero lo que no aguanto ya es que, ahora que que el negocio
está siendo perjudicado por la falta de agua, sea por la sequía o por la
aparente insolidaridad de otras regiones españolas, que por lo visto nos deben
el agua que les sobra, nos den una tabarra continua, ante la que no siento,
sinceramente, el más mínimo respeto. Entre otras cosas porque yo no me he
manifestado por las calles ni he acudido a los políticos de turno cuando mi
negocio y pequeña hacienda ha sufrido como la de tantos otros pequeños
empresarios y profesionales en la pasada crisis. De hecho, las empresas
agropecuarias y de alimentación fueron algunas de las que menos sufrieron. Al
fin y al cabo, hasta el más pobre y miserable tiene que comer todos los días
para sobrevivir.
El agua, definitivamente, es para quien la tiene, por la más
básica de las razones, como que llueve en esa zona o porque tiene derechos
establecidos y reconocidos para su uso y disfrute. O también de quien la
fabrica, y es capaz de asumir los costes de ese imput para elaborar su producto
final, como por lo demás sucede en cualquier otra industria. El agua, como todo
bien económico, es un bien escaso. Es verdad que antes abundaba más, y que se
traía y se llevaba de una parte a otra de los países sin mucho problema. Pero
esos tiempos han pasado y no merece la pena llorar sobre la tierra derramada.
En relación con el agua han pasado muchas cosas. La primera
es que llueve menos, no sé si por efecto del cambio climático o por la
oscilación periódica en forma de ciclos meteorológicos naturales. Y además, por
esos guiños continuos que nos hace la naturaleza y el destino, llueve
precisamente donde menos se necesita. Por lo demás, España es en la práctica ya
una nación de naciones, nos guste o no. Eso significa que aquí se comparte cada
vez menos, y que cada activo natural es patrimonio indivisible de cada
pueblucho y de los paletos que lo habitan.
Y esto no se va a arreglar por mucho que los empresarios
agrícolas de esta Región, incapaces o impotentes para adaptarse a las
situaciones cambiantes del entorno, (como por lo demás tenemos que hacer los
empresarios de cualquier sitio y de cualquier sector) gimoteen como plañideras
y nos griten en la oreja continuamente lo del agua para todos. El agua para
quien la tiene, o para quien la fabrica a costes competitivos, como cualquier
otra materia prima.
A ver si os enteráis de una vez, y dejáis de comportaros
como víctimas inocentes de tremendas injusticias sociales y políticas, en vez
de empresarios con ánimo de lucro, que es lo sois o deberías ser, si tuvierais
más iniciativa para ganar o más dignidad para perder.
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