Interesante articulo de Acuademia que reproducimos completo:
"Tras reunirse con el presidente del Gobierno de la Región de
Murcia, Lucas Jiménez ─recientemente proclamado presidente del SCRATS
(Sindicato Central de Regantes del Acueducto Tajo-Segura) ─ ha comparecido en
una rueda de prensa (audio de Onda Cero Murcia; nota de Europa Press Murcia).
Es una comparecencia reveladora de cuáles serán los derroteros en los próximos
meses de la política del agua por parte de quien realmente maneja los hilos.
Proponen realizar una «campaña de información», en la que se
hable de la falta de «agua» en lugar del problema del «regadío», y de
identificar los intereses del SCRATS con los de Murcia, Alicante y Almería. Una
vez conseguido el acuerdo regional, repetirán la jugada a nivel nacional. Es
decir, continuar con la línea seguida desde la década de los 50 del siglo XX,
presentando la situación actual varias similitudes con la de entonces.
El intento de poner orden en los regadíos del Segura en 1953
molestó a los terratenientes murcianos, que veían peligrar sus opciones de
enriquecimiento (véase la entrada «1953. Regadíos del Segura y trasvase»). Para
sofocar el inicio de amotinamiento («contrapuestos pareceres» en el argot
oficial de la época), el Sindicato Vertical recuperó la idea del trasvase
Tajo-Segura, que logró hacer prosperar. Una de las líneas principales de acción
que fijó en 1953 fue establecer una buena base propagandística («Que se ejerza
una acción continuada cerca de la opinión pública en el ámbito nacional y
regional, de manera que se interese a la misma por los proyectos… ya que la
acción del Estado en una obra de tamaña trascendencia requiere de un apoyo de
la comunidad beneficiaria y de una comprensión del problema por parte del
conjunto del país»). Hoy, más de sesenta años después, a pesar de haberse hecho
realidad el trasvase desde el Tajo, continúa el mismo problema ─los
terratenientes murcianos quieren más agua para su beneficio─ y se plantean las
mismas soluciones de trasvase desde otras cuencas y propaganda".
"El nuevo capo del Sindicato afirma que sus peticiones de más
trasvases no «afectan en nada al resto del país… medioambientalmente sin
afección a terceros y respetuoso con la naturaleza»; que no falte el cinismo y
el despotismo. Pretende ocultar que el trasvase Tajo-Segura está ocasionando
graves y continuos estragos en la cuenca del Tajo. La postura de la
Administración es mirar para otro lado e ignorarlos, de forma que los daños se
mantienen y amplifican. Cuando parece que se intenta aplicar la Ley y se
plantea contemplar estas afecciones, se cambia la legislación (caso del
memorándum) o se retuerce (planificación del Tajo desde 1998, reglas de
explotación de 1997 y disposición adicional tercera del Plan Hidrológico
Nacional). El trasvase Tajo-Segura salió adelante cuando los interesados
consiguieron involucrar al establishment franquista, y los daños que causa se
mantienen ocultos gracias a la falta de interés real de la Sociedad por los
problemas del agua.
En Murcia y Valencia, todos los partidos políticos hacen
cola por sacarse fotos junto al SCRATS, cuidándose mucho de ofenderles o
incomodarles. A fin de cuentas, «el voto de 80 000 familias dependen de lo que
digan sobre el Trasvase». En la mayor parte del resto de España el agua no está
en el meollo de las preocupaciones políticas, tanto de los partidos como de la
sociedad. También ha aprendido el SCRATS de la experiencia del trasvase del
Ebro, y saben que es mejor echar las redes en Castilla y en Extremadura ─menos
protestonas y más dóciles e ingenuas─, que en las levantiscas Aragón y
Cataluña. Éste es el caldo donde pretende ejercer la propaganda el SCRATS.
El SCRATS va a presentar a principios de 2017 un documento
técnico con soluciones al problema del agua (entendemos que se trata de
propuestas de trasvases), que posiblemente sea la base del Pacto Nacional del
Agua. Financia y dirige un trabajo técnico que le correspondería hacer a la
Dirección General del Agua mientras recibe subvenciones directas a la compra
del agua desalada y otras subvenciones encubiertas (véase la entrada «Las trecesubvenciones encubiertas del Trasvase Tajo-Segura y un epílogo imposible»). Por
antecedentes, el SCRATS ya ha conseguido que otros documentos elaborados por su
encargo hayan tenido reflejo directo en la legislación. Puesto que la situación
actual no es la que se tenía en el cuatrienio absolutocrático, apelan al
consenso de las fuerzas políticas. Está por ver cuál es comportamiento de los
partidos políticos; con la tramitación de la propuesta no de Ley sobre el Pacto
Nacional del Agua se produjo o bien apoyo total o una puesta de perfil que no
molestara al SCRATS.
Lucas Jiménez pide hacer un debate técnico, e institucional,
sacándolo de las comunidades autónomas… en una rueda de prensa convocada tras
su entrevista con el presidente de la Región de Murcia. Cuenta con la unión e
implicación de las comunidades autónomas del Levante en defensa de los
intereses del SCRATS a la vez que niega legitimidad a otras comunidades
autónomas si no defienden sus intereses. Inicia su política de información y
búsqueda de consenso con un ataque a Extremadura ─en el que hace una mezcla de
hm³ sin sentido─, puesto que su Asamblea ha aprobado recientemente una
«propuesta de pronunciamiento por la que se insta al Gobierno de España a
derogar el Memorándum del trasvase Tajo-Segura». Es cierto que, conforme al
artículo 149.2 de la Constitución española, el Estado tiene la competencia
exclusiva sobre «la legislación, ordenación y concesión de recursos y
aprovechamientos hidráulicos cuando las aguas discurran por más de una
Comunidad Autónoma», pero eso no significa que las comunidades autónomas deban
estar calladas e impasibles, máxime si se toman decisiones que afecten a sus
competencias enmarcadas en el artículo 148 de la Constitución española. En
cuanto al debate técnico, ¿realmente está dispuesto a que exista? Hasta ahora,
el único debate técnico sobre el trasvase Tajo-Segura que ha sido admitido por
la Administración es encargar a Francisco Cabezas documentos a medida mientras
que ocultaba y censuraba los documentos que incomodaban al SCRATS (como
ejemplos, los trabajos técnicos anteriores al plan del Tajo de 1998 y el
censurado borrador del plan del Tajo de 2011).
En definitiva, el arranque de la nueva dirección del SCRATS
mantiene la línea de sectarismo y victimismo, junto al férreo control de la
Administración, temerosa de importunarlo. Para ello amenaza con una campaña de
propaganda para afianzar los mantras del déficit estructural y que los regantes
se mueren de sed, mientras se ocultan los daños que está causando el trasvase
Tajo-Segura. Estará por ver en los próximos meses cómo se desarrollan los
acontecimientos y cual es posicionamiento real que tengan los distintos
partidos políticos y la Sociedad ante las propuestas que presenten".
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