10 de abril de 2020

Enrique Sánchez Lubián (Liberbank-C.A. Toledo): "¡Qué ganas de salir ya!, pero ahora toda quedarse en casa"


A petición de este blog, esto es lo que nos manifiesta Enrique sobre su confinamiento y a continuación, su artículo publicado en La Tibuna de Toledo:

El confinamiento en casa da mucho de sí. Hay tiempo para el teletrabajo, para la lectura, para cumplir los compromisos semanales en la prensa local, escribir un poco más de lo habitual para proyectos futuros y también para el ejercicio físico. Todos los días estiramientos, bicicleta estática y, si no llueve, trotar un poco por la terraza. “Sacamantecas” ha sido mi columna del domingo pasado en La Tribuna de Toledo. Cuidaros, que pronto volvemos a vernos de corto. ¡Qué ganas de salir ya!, pero ahora toda quedarse en casa, por nosotros y por quienes están dando el callo en primera línea.

SACAMANTECAS

Hay ocasiones en que menos es más. Ésta es una de ellas. Se nos ha pedido que hagamos menos para que a quienes cuidan de nosotros les cunda más. Y lo estamos cumpliendo. Una de estas mañanas lluviosas, recordaba que en cierta ocasión, siendo niño, se nos advirtió al salir del colegio que marchásemos sin entretenernos a nuestras casas porque se decía que por las cercanías del pueblo rondaba “El Lute”. Lo hicimos atemorizados. Confinado, ahora, vuelvo a sentir aquella cálida seguridad arrebujado entre las mantas, deseando que pasase la tenebrosa noche y, al despertar, oír que ya habíase disipado el peligro.

Cuando aquello ocurrió -la primera fuga de Eleuterio Sánchez fue en 1966 y duró pocos días- en casa no teníamos televisión. Sabíamos del huido por la radio. Era un enemigo sin rostro. Un hombre del saco más de aquellos que poblaban los temores infantiles. Hoy, tanto tiempo después, encapsulados en nuestros hogares volvemos a sentirnos resguardados ante esta invisible amenaza vírica que nos intimida y mantiene confinados.

Vivo el aislamiento con disciplina, tranquilidad, inquietud por saber cómo conjugaremos mañana nuestra vulnerabilidad con el COVID-19, permanente sentimiento de admiración por quienes ahí fuera están peleando duro para que este pulso sea doblado con bien y, también, perplejidad ante la infame proliferación de falsedades, bulos o medias verdades que alimentan la verborrea de esa ardorosa legión de capitanes “a posteriori” que no tienen empacho en decir que esto se veía venir, que a ellos no les habría pillado el toro o que sabrían capear mucho mejor este macabro temporal. No ha de extrañarnos de estos sacamantecas que en vez de valorar el “escudo social” que está poniéndose en pie, para que la crisis del día después sea menos lesiva con los de siempre, alcen sus voces diciendo que ha llegado la hora de dejar paso a un gobierno de salvación patria que se haga cargo de la nación, obviando la voluntad popular expresada en las urnas y cuantos preceptos constitucionales desarrollan nuestra soberanía. Tiempo vendrá para dilucidar responsabilidades y la autocrítica, pero ahora lo prioritario es controlar la pandemia e intentar conseguir cuanto antes que sus terribles balances diarios no sean motivo de tanto dolor, sino de dicha por haber doblegado al coronavirus en este jodido envite.

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