5 de junio de 2022

MEDIO AMBIENTE: Ríos y paisaje, los grandes olvidados por Miguel Ángel Sánchez en La Tribuna de Toledo

Miguel Ángel Sánchez

Dos son los elementos que creo definen la personalidad ambiental de Castilla-La Mancha. Uno son sus ríos. El otro su paisaje. Con respecto a los primeros, a los ríos, las décadas van pasando, se van solidificando los modelos de gestión impuestos –y asumidos políticamente desde aquí-, y seguimos sin afrontar, de verdad, los problemas. Ejemplos sobran, pero baste recordar de pasada dos o tres. El primero, asumir la destrucción y desaparición de todo el sistema hidrográfico del Alto Guadiana, ligado tanto a sus aguas subterráneas como a las superficiales. Es difícil encontrar en Europa un episodio similar, tanto en lo que se refiere a la destrucción a conciencia de un ecosistema único; como a la incapacidad de implementar soluciones conducentes a revertir la situación. Es más: no hay ninguna intención de ello, más bien dar por buena la situación, esquinar la red fluvial, olvidar que una vez –y hasta no hace mucho- existieron los Ojos del Guadiana; y para el Parque Nacional de las Tablas de Daimiel pedimos un trasvase del Tajo, o ponemos a funcionar los sondeos. Confundir sequía con saqueo se quedó corto hace mucho tiempo en el Guadiana.

En segundo lugar está el Tajo. El trasvase al Segura se mantiene desde el MITECO como algo intocable, y sirva como muestra el irresponsable y temerario trasvase aprobado el mes de mayo, simplemente de cara a la galería política valenciano-murciana. O el Júcar y el Segura, ríos de aquí usados allí, por vaya a saber usted qué derecho. Ríos, todos, desaparecidos o de facto privatizados. Recuperar los ríos sigue siendo imprescindible para esta región. Lo que ocurre es que no importa. Y eso es lo que nos va diferenciando de otros países, o incluso de otras regiones de este país que sí saben defender y recuperar lo suyo.

El otro elemento fundamental que para mí define a Castilla-la Mancha es su paisaje. O sus paisajes. No somos conscientes de lo que tenemos, de su inmenso valor. Y de su absoluta fragilidad. El paisaje es el gran olvidado en la conservación ambiental de nuestro país. Y en Castilla-La Mancha continúa tratándose como estorbo. No hemos sido capaces de crear referencias y marcas de calidad ligadas al paisaje rural y urbano, a los espacios naturales y a los elementos etnográficos y culturales más importantes. Al contrario. Política y administrativamente se continúa pensando en el paisaje como estorbo. Hace unos años llegó la primera avalancha de los parques eólicos. Ahora seguimos en ella, más las instalaciones fotovoltaicas en cualquier lugar y de cualquier manera.

Hace unos días, recorriendo la Alcarria, disfruté la primavera por los caminos de San Andrés del Río. Pero las máquinas levantaban la piel de la tierra, mostrando al aire enormes cicatrices para dejar espacio a las placas solares. Sólo un ejemplo. ¿Dónde está la planificación? ¿Dónde el sentido común? El negocio, como en otras ocasiones que hemos acabado lamentando, pone sus condiciones. El poder político-administrativo, simplemente obedece y allana obstáculos. Quizá algún día seamos capaces de respetar a esta tierra. Y de respetarnos.

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