«La nueva ubicación se halla en la zona de protección acotada por las Instrucciones de la Dirección General de Bella Artes de 1968»
Con ello se desechan otros emplazamientos desde que se empezó a hablar en 2007 de un nuevo edificio para el cuartel, incluso de la posibilidad de levantarlo en el mismo lugar que hoy ocupa, prescindiendo de una operación especulativa de recalificación del suelo para la construcción de viviendas en esa misma parcela, como la reciente cesión del cuartel de Loyola al ayuntamiento de San Sebastián, aparte de las connotaciones políticas con el PNV que aquella operación también comporta.
La sorpresa de la rueda prensa de nuestra alcaldesa se produce también por su escenografía, arropada por los directores de las dos instituciones culturales más representativas de la ciudad: la Real Academia de Bellas Artes y Ciencias Históricas de Toledo y la Real Fundación de Toledo. De ese modo, se quería mostrar el refrendo de ambas instituciones a su decisión, la ubicación del cuartel en la misma zona de protección de paisaje que la anterior, unos cuantos metros al oeste, al otro lado del río, en la Peraleda, exactamente la misma unidad geográfica, cultural e histórica, por lo tanto, de imposible construcción. La nueva ubicación se halla en la zona de protección acotada por las Instrucciones de la Dirección General de Bella Artes de 1968, dentro de los conos visuales de Plan Especial del Casco Histórico de 1997 y en la zona de amortiguamiento de la declaración de Toledo como Ciudad Patrimonio de la Humanidad en 1986 y Ciudad de Valor Universal de 2013 por la UNESCO. A eso se añade que está en Zona arqueológica, como figura en la Carta Arqueológica Municipal. Y por si fuera poco, en parte de una zona de peligro por inundación según la Confederación Hidrográfica del Tajo, y de valor ambiental, con un entorno protegido.
En el caso del aparente respaldo de la RABCHT, este hecho no puede ser menos sorprendente para la opinión publica puesto que esta institución presentó a finales de septiembre de 2018 alegaciones a la Modificación 29 de PGMOU de 1986 por sus previsiones de construir en la Peraleda un nuevo barrio de 5300 viviendas, lo que, entre muchas cosas, impediría la vista protegida del casco histórico desde la distancia, lo mismo que haría el cuartel, en una parcela de 37.000 m2, mucho más del cuádruple de la actual. Así, no sólo se vulnerarían las protecciones legales existentes sino también artículos de la legislación de ordenación del suelo y el territorio: LOTAU de Castilla la Mancha de 2010 y la Ley estatal del suelo y de rehabilitación de 2015. Por otra parte, tampoco se sabe si la presencia de los directores de las dos prestigiosas instituciones culturales responde a un estudio y debate previo en el seno de cada una de ellas sobre esta ubicación, con participación de sus miembros, aunque lo más probable es que haya sido así, a no ser que el apoyo a la alcaldesa lo fuera exclusivamente a título personal.
Por otro lado, la alcaldesa reitera su compromiso con la defensa de los valores patrimoniales y paisajísticos de Vega Baja, aunque no haya citado entre sus éxitos y legado para la posteridad los bloques de más de 5 alturas de la ampliación de Santa Teresa y la senda de las moreras, atravesando el BIC Vega Baja y soterrando restos arqueológicos, lo mismo que los aparcamientos. Sí es admirable su habilidad para justificar el cambio de una ubicación que todo su equipo de gobierno, incluido el embajador de España en la UNESCO y compañero suyo en la Ejecutiva del PSOE, señalaban como el más adecuado y respetuoso con los valores patrimoniales y del paisaje, a pesar de que ya existía un estudio de georradar y catas que demostraban la existencia de restos arqueológicos. Tampoco dudamos de su conocimiento de los argumentos que llevaron a miembros de la plataforma «Toledo, Sociedad, Patrimonio y Cultura» a presentar de denuncia por expoliación ante el Ministerio de Cultura el 2 de febrero de 2019, confirmados por los posteriores Informes de la Real Academia de Bellas Arte de San Fernando, a Instancias del Ministerio de Cultura, y de ICOMOS.
Con el cambio de ubicación al ferial de la Peraleda, la sorpresa aumenta, porque los asesores del Ayuntamiento y concejales de todos los partidos deberían de estar al corriente de la decisión tomada y de los inconvenientes legales del nuevo emplazamiento, lo que no sabemos que así sea. También deberían de conocer las razones por las que la plataforma «Toledo, Sociedad, Patrimonio y Cultura» viene pidiendo insistentemente la anulación de la Modificación 28, que incluye 3.000 viviendas sobre un BIC, por lo que nunca y bajo ningún concepto podrán construirse como la propia alcaldesa ha declarado en numerosas ocasiones, 300 viviendas en el entorno del Circo romano, 98 junto al Cristo de la Vega, con 5 alturas, y suelos para servicios y equipamientos, lo que supone una superficie total de 747.000 m2 de la que se descontarían los 394.109 m2 del BIC «Ampliación del Yacimiento Arqueológico Vega Baja» sobre el que incoherentemente iban las 3000 viviendas señaladas antes. Con todos esos antecedentes, parece incomprensible que el Ayuntamiento haya desechado otras ubicaciones: Santa Bárbara, el polígono, su zona de contacto o el propio barrio de Palomarejos, con las oportunidades del traslado del Hospital Virgen de la Salud, la reutilización de la antigua escuela de Enfermería y la misma manzana que ahora ocupa el cuartel, a condición de su traslado temporal. Tampoco parece razonable justificar el emplazamiento en la Peraleda por razones inexcusables de urgencia, después de más de 10 años desde que se habla de nuevo cuartel, y más cuando hay alternativas. ¿O es que el cuartel forma parte de un plan estratégico para avanzar en la ocupación de la Peraleda de acuerdo con la Modificaciones 29 del PGOU de 1986 y lo previsto por el anulado POM de 2007? Y eso, aunque no exista crecimiento demográfico que lo justifique.
En resumen, la rueda de prensa evidencia el valor de los argumentos que llevaron a formular denuncias por actuaciones urbanísticas ya ejecutadas y por los riesgos que las Modificaciones 28 y 29 suponen para la Vega Baja y la Peraleda, pero también muestra el empecinamiento de la alcaldesa en la construcción del cuartel en una zona que goza de los mismos niveles de protección que los de la parcela rechazada, y que ahora es lugar de ocio y actividades múltiples al aire libre de los toledanos. A pesar de todo, es de esperar que, con los antecedentes comentados y sus declaraciones en defensa del patrimonio y del paisaje, nuestra alcaldesa acabe por someterse al respeto de la legalidad vigente y considere otra vez ubicaciones en otro lugar, siempre con respeto a las necesidades operativas de la Guardia Civil y sin perjuicio a los valores de Toledo como Ciudad Patrimonio de la Humanidad, que lo son también de desarrollo sostenible y de impulso al plan para la reactivación del turismo que actualmente promueve el grupo de Ciudades Patrimonio de la Humanidad ante la crisis económica y sanitaria que padecemos.
Antonio Zárate
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