17 de agosto de 2015

Irene Sánchez-Escribano en La Tribuna de Toledo: «Tengo otras cosas que me hacen feliz, pero ninguna como la sensación de acabar tan bien una carrera»


Por Sergio Miguel

Irene Sánchez-Escribano ha visto recompensado su trabajo desde los diez años con una medalla de oro en un Campeonato de España tan temprana como merecida. Su talento ha explotado con su paso al 3.000 obstáculos y todavía no se le ha borrado la expresión de felicidad que se le grabó el 1 de agosto en Castellón. Sin embargo, mientras valora y agradece cada una de las muestras de cariño que recibe en estos días, no deja de soñar con seguir mejorando y, por qué no, con una calle en la pista de la Escuela de Gimnasia.

¿Qué se siente al ser campeona de España absoluta de 3.000 metros obstáculos?
- La verdad es que todavía no me lo termino de creer. Es una cosa que el año pasado era impensable, pero se dio la circunstancia de que, al faltar favoritas, estábamos todas a un nivel similar. Llevo desde que tengo diez años corriendo y es algo que veía muy lejano. Además, me he sentido muy querida y al final me puse a llorar porque estaba muy emocionada.

¿Cómo vivió la carrera?
- Mi compañera y yo queríamos bajar de diez minutos, para lograr una beca nacional, por lo que quedamos en tirar una vuelta cada una. En la cuarta, ella no se encontraba bien y como me vi genial técnicamente me decidí a seguir. En la última vuelta me dije: «Sólo queda una y voy primera, así que corre». En la recta final vi que venía Irene García Grimau detrás de mí y apreté los dientes para que no se me escapase.

Ahí el oro ya era suyo.
- En los últimos metros alargué zancada y metí toda la fuerza que tenía, pero pensaba que ya estaba hecho. El único ‘pero’ es que he visto tantas veces la carrera que ahora ya la vivo casi más desde fuera que desde dentro.

Saber que Diana Martín no corría le tuvo que añadir presión.
- Diana Martín es compañera y sabíamos al principio de la semana que no correría por una lesión. Nunca en mi vida he estado tan nerviosa durante toda una semana. Aunque estaba entrenando muy bien, antes de ir a Castellón, en Gijón en el Nacional de Federaciones me encontré regular tirando a mal. Me dio rabia porque necesitaba ganar confianza y tuve un pequeño bajón. Pero después en las series de la semana previa me volví a ver estupendamente y me centré. También me tranquilizó hablar con Antonio Serrano, mi entrenador, porque nos conoce y sabe leer muy bien nuestros entrenamientos para plasmarlos en la competición. Así que salí pensando que podía luchar.

Seguro que en la siguiente ocasión ya no le pasa.
- Bueno, bueno... Es la presión de pensar que puedes ser campeona de España. No sabes cuándo se volverá a presentar esa oportunidad y la debes aprovechar.

¿Le hizo más ilusión el oro nacional o bajar tanto su marca, ya por debajo de los diez minutos?
- Las dos cosas. Ser campeona de España es algo que no puede decirlo todo el mundo y no sé si algún día volverá a presentarse esta oportunidad. Ya soy campeona de España 2015 y lo voy a ser siempre, no me lo van a quitar. Y la marca es impresionante para mí; sabía que estaba para bajar de diez minutos, pero no para 9:53. Con todo, lo que mejor sensación me produjo fue ver que estaba corriendo a gusto, fresca y pasando bien los obstáculos. Esa sensación, cuando llevas tanto entrenando, no se puede explicar. Tengo mis estudios, salgo con mis amigos y soy feliz con muchas otras cosas además del atletismo, pero este sentimiento de acabar una carrera sabiendo que ha salido lo que había preparado, no me lo ha dado nunca otra cosa.

Es que lleva luchando por ello desde los diez años.
- Es una forma de vida y le dedico mucho tiempo, privándome de muchas cosas. Sales a tomar algo, pero vuelves pronto porque siempre te estás cuidando, por ejemplo. Pero compensa.

¿Pensaba que llegaría tan pronto este título?
- Para nada. El otro día gané yo porque me encontré muy bien, pero pudo ser cualquiera porque estábamos todas en un pañuelo.

Su progresión en los 3.000 obstáculos está siendo notable, ¿ha encontrado su prueba?
- La verdad es que sí. Antes hacía 1.500 metros y me defendía bastante bien, pero cuando empezaron a correr las chicas de mi edad a ritmos importantes me quedaba cuando pegaban un cambio. Me faltaba chispa. Además, el último año que lo hice no me encontraba bien. Cuando mi entrenador me propuso hacer obstáculos no me lo creía, pero luego vi que me podía compensar para lograr una última medalla en promesa. La primera vez corrí esta prueba muy lenta, porque me daba miedo caerme. La siguiente ya hice 10:19 y fue un subidón para mí, porque me sirvió para ser internacional en los Juegos del Mediterráneo sub 23, cuando en pista nunca lo había conseguido. Ahora me gusta mucho y me parece muy ameno prepararla.

Desde fuera parece una prueba complicadísima, porque implica pasar bien los obstáculos, gestionar las fuerzas para llegar bien al final...
- Pero al final eso es igual en todas las carreras. No puedes guardarte demasiado porque es peor terminar sabiendo que te has quedado con fuerzas que darlo todo y llegar muerta.

¿Y qué tienen los obstáculos que les gusta tanto? Porque cada vez hay más competencia.
- Cuando era pequeña, estaban Marta Domínguez y Rosa Morató, que eran muy buenas. Luego hubo un tiempo en el que no había prácticamente nadie entre 9:50 y 10:20, porque estaba sobre todo Diana Martín. Ahora somos muchas las que estamos ahí y el nivel medio es mejor en los últimos años. Además somos todas jóvenes y nos queda progresión.

La igualdad ayuda a mejorar.
- Sí, porque la competitividad siempre te ayuda a mejorar un poquito más.

¿Le costó adaptarse a la técnica de esta carrera?
- Es cierto que el año anterior lo pasé fatal. Sobre todo al principio, pues pasaba el obstáculo, me caía y luego arrancaba otra vez. Pero este año estoy haciendo mucha técnica, aunque la tuve que dejar algo aparcada porque se me cargaba mucho el isquio.

¿A qué atribuye su progresión de los últimos años?
- En Toledo, con José Luis Carbonell, era un entrenamiento en el que al principio jugábamos; luego fui haciendo series. Su figura me parece esencial porque es la clave para sacar cantera de los colegios y te engancha. Pero después, al irme a estudiar a Madrid, acabé con Antonio Serrano y ahí empecé a mejorar mucho.

Serrano es una referencia.
- En fondo sí. El primer año me costó por la escasa recuperación entre las series. Pero es algo que vas adquiriendo porque el cuerpo tiene memoria. Además, nos conoce muy bien, porque sabe lo que nos va mejor a cada deportista.

¿Hasta dónde puede mejorar?
- Eso no lo sé. Este año lo he hecho porque tenía mucho margen, pero a partir de ahora será más difícil. Lo mejor es ir poco a poco y rascando segundillos.

¿Seguirá en el Seoane Pampín?
- Es pronto, pero seguramente sí. Fernando Seoane nos da un trato impresionante y lo vive como si fuéramos sus hijas. Es un club básicamente de chicas y tenemos buen trato entre nosotras.

Es muy positiva la apuesta de su club por el deporte femenino.
- Lo cierto es que sí. Porque las ayudas han bajado y hace una labor que ojalá la hiciera más gente.

¿Cuál es su siguiente sueño?
- Mejorar. El año que viene hay Europeo y la mínima es de 9:52. Parece asequible, pero este año hemos bajado de 10:00 cuatro chicas. Estar allí sería un objetivo, pero no depende de mí porque porque al ser tantas pueden ganarme.

La mínima de los Juegos, de 9:45, ya no parece inalcanzable.
- Son ocho segundos que no parecen tantos. En realidad, es algo más de uno por cada vuelta. Pero ahora cuesta mucho rebajar cada segundo porque estoy más cerca de mis propios límites.

¿El año que viene puede ser internacional absoluta?
- Es pronto, pero estamos unas cuantas ahí y de la misma manera que el otro día me tocó a mí, puede pasar también el año que viene. Yo lo intentaré, pero es difícil.

A todo el que debuta con la Selección le dan una calle en la pista de la Escuela de Gimnasia y quedan sólo dos. La siguiente le toca a una chica, que no hay ninguna todavía...
- Pues si fuera yo, estaría encantada de ser la primera. Supongo que no hay aún ninguna porque no se han dado las circunstancias.

¿Cree que las medallas toledanas de este Nacional son más valiosas al tener menos ayudas?
- Las medallas son valiosas en cualquier caso. Pero es cierto que ahora mismo es muy difícil dedicarse de forma exclusiva al atletismo. En el caso de Lucas Búa o en el mío, como todavía estamos estudiando, los resultados no dependen tanto de eso y no habría cambiado mucho. Pero cuando toca elegir un camino y se ve que las ayudas no serán suficientes, hay gente que opta por el más cómodo.

Seguro que cuando consiguió la medalla de oro se le pasaron por la cabeza los años que estuvo en el San Ildefonso.
- Sí. Empecé con José Luis Carbonell cuando estaba en el colegio y tenía nueve años. Él fundó el CA San Ildefonso y el club siempre ha sido un apoyo para mí. De hecho mi padre sigue siendo el presidente. Estuve muy contenta allí porque éramos una familia y mis amigas de toda la vida son las compañeras de equipo que tenía. Es un club que vive mucho lo que hacen los pequeños y, aunque hace seis años que me fui, cada vez que consigo algo lo publican en su página web. Por eso siempre les estoy muy agradecida.

Aunque no vista la misma camiseta en los campeonatos, un pedacito del San Ildefonso siempre lo lleva consigo.
- Claro que sí. Tus inicios siempre te marcan, igual que los entrenamientos con José Luis. He llegado hasta aquí porque empecé con ellos. Si no, igual no estaría ahora así.

¿Y cómo ve la base del atletismo toledano?
- Debo reconocer que no estoy muy puesta. Al irme a Madrid, estoy un poco desconectada de lo que hay en la pista de Toledo. Pero sí sé que entre el CA San Ildefonso y el Patronato con el CA Toledo tienen muchos niños que corren y se divierten. Y cuantos más haya más posibilidades existen de que salga uno bueno. Lo importante de pequeños es que se lo pasen bien.

Nota que los niños la ven como una atleta de referencia para ellos.
- Cuando vengo a Toledo a alguna comida con el San Ildefonso, sí que me siento arropada por todos y noto que me ven como un referente. Por ejemplo, hace un par de años ayudé a una niña a correr un 3.000 para que lograra la mínima en un control y noto que me quiere mucho. Por eso, cuando gané, fue increíble la cantidad de gente que me felicitó y he sentido ese cariño muy sincero.

- FUENTE

1 comentario:

  1. Irene, no sabes lo mucho que nos alegramos por ti todos los aficionados al atletismo de Toledo. Te hemos visto entrenar por el parque de las Tres Culturas desde niña, seguimos tu progresión y tus peripecias -sobre todo por este blog, gracias, Aurelio- y fue un gustazo ver como te convertías en Campeona de España, de una forma justísima y con una carrera tan valiente.
    Con el mérito añadido de compaginar el atletismo con una carrera dificilísima (lo sé de buena tinta), así que doble felicitación.
    Sigue dándole duro que seguro que cae la mínima para el europeo y, porque no, también la olímpica.
    Un saludo.

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