Recientemente se ha realizado una jornada en nuestra ciudad bajo el título 'Renaturalización y usos de las riberas del Tajo en Toledo', que ha servido para explicitar dos políticas antagónicas: la reparación de las sendas ecológicas que recorren las márgenes del río, construidas con fondos europeos en anteriores convocatorias, incluyendo la construcción de proyectos que quedaron en los cajones del Área de Urbanismo municipal, y la pretendida renaturalización de las riberas que seguiría las directivas europeas sobre el medio ambiente.
Los fondos europeos van ligados a las directrices marco sobre la protección medioambiental, la agenda 2030 y la recién aprobada la Ley Europea de Restauración de Ecosistemas. El Ayuntamiento de Toledo, para recibir las subvenciones europeas se ha aprendido la música y se propone desarrollar planes e infraestructura “verde y azul”, es decir, lo relativo a la cobertura verde y al tratamiento de las aguas en el territorio.
Pero la historia nos
dice de pasados errores: la intervención en Safont supuso una construcción
hidráulica de atrevido diseño y un vivero municipal que nunca se llegaron a
poner en marcha, se construyó una senda 'ecológica' dotada de embarcadero para
piraguas, quioscos e infraestructuras que la falta de uso, las crecidas del río
y la falta de mantenimiento ha hecho que se tenga que realizar de nuevo
costosas inversiones para reparación.
Y, nuevamente, lluvia de
millones: pasarelas en el puente nuevo de Alcántara, nuevas intervenciones en
la senda que recorre el río junto a la Fábrica de Armas, la construcción de una
pasarela por el paraje de la Alcurnia y el tratamiento de la ribera en la
Huerta del Rey y Safont. Así, la mayor parte de la inversión se lo llevan infraestructuras
viarias y equipamientos ¿Qué hay de la renaturalización de las riberas?
Como bien dijeron los
ponentes ajenos a los intereses municipales, lo importante es primero depurar
las aguas y mantenerlas límpidas, recuperar el cauce natural del río y dejar
que, de nuevo, las crecidas permitan que la propia naturaleza vuelva a
colonizar las riberas vírgenes. Una ponente dijo: “Con lo que cuesta la
pasarela peatonal habrá para pagar sesenta años el sueldo del barquero del
pasaje del barco”. Realmente, y dado el discurso de Virginia Cavia, jefa del
Área de Urbanismo del Ayuntamiento, volvemos a pensar que realmente no se han
tenido en cuenta las demandas de los posibles usuarios y los errores cometidos
en el pasado.
La pretendida
“colaboración público-privada” tememos que se referirá al ajardinamiento de la
ribera del río situada en la Peraleda, que justificaría así la urbanización del
nuevo barrio que acogería a unas 10.000 personas, y que más que bosque de
ribera se entendería como equipamiento urbano del nuevo barrio. Y, nos
preguntamos si no sería mejor pensar en huertos urbanos para los meandros del
río que así acercarían a la ciudadanía a las márgenes del río -además de
dotarlas de alimentos de proximidad para una dieta saludable-, en vez de empeñarse
en especular con el suelo bajo la excusa de “coser la ciudad”.
Tampoco se ha tratado de
la renaturalización de las márgenes fuera del casco urbano de Toledo, en el
término municipal de la ciudad, por lo que entendemos que se aleja de una
filosofía política ecológica para acercarse más a un proyecto de carácter
urbanístico. Curiosamente la Red Natura 2000 incluye la Zona de Especial
Protección para las Aves (ZEPA) de los carrizales y sotos de Aranjuez cuyos
Planes de Gestión se aplica hasta sus límites de Aranjuez con el término
municipal de Toledo, y a partir de ahí la política conservacionista desaparece,
lo mismo sucede con el Monumento Natural de las Barrancas de Castrejón y Calaña
cuyo límite es el término de Albarreal de Tajo.
O como apuntaba Fernando
Aranda, los planes de inversión obvian el tratamiento y gestión de los bienes
del patrimonio cultural, como molinos, batanes o fábricas de luz. Solamente los
Azudes fueron citados a la hora de intervenir en ellos para restablecer el
caudal natural del agua.
Debemos concluir que, como ha sucedido en
ocasiones anteriores, los fondos extraordinarios sirven para inversiones que,
al no hacerse con recursos propios, se realizan sobre proyectos que,
posteriormente, bien por la falta de previsiones o bien por la deficiencia en
su mantenimiento, se muestran como dinero derrochado, “quemado”, diría uno de
los ponentes.
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