Contestación a Santiago
Sardinero sobre sus afirmaciones a europapress
"Dejen en paz a Zurraquín, verán como mejora"
La primera vez que hemos leído la noticia en la prensa, hemos
pensado en remitirla a algún botánico para contrastar y valorar si el señor
Santiago Sardinero tenía razón en relación a la mejora de la biodiversidad, o
si no la tenía y se le podía responder. Sin embargo, una segunda lectura, más
sosegada, nos ha hecho ver que lo que dice, por mucho títulos que le cuelguen,
no son más que obviedades simplistas, un análisis totalmente reduccionista,
hasta el absurdo, y que en el contexto de entender el funcionamiento de un
ecosistema carece totalmente de sentido, y por lo tanto podemos decir que es
poco científico.
Nos hemos acordado ahora que hace unos días, en uno de los
publirreportajes a que nos tienen acostumbrados los dueños de Puy du Fou,
afirmaban que estaban colaborando y los asesoraba la asociación ecologista
ESPARVEL, y fue cuando escuchamos o por primera vez el nombre de Santiago
Sardinero, también presentado como asesor de la Sociedad Limitada. La
asociación ecologista salió inmediatamente a desmentir su colaboración con la
empresa francesa, y muy al contrario declararon que no estaban de acuerdo con
el modelo de negocio que quería implantarse en nuestra ciudad. Sin embargo,
Santiago Sardinero, no realizó ninguna declaración, por lo que podemos asumir
que en este caso, ese asesoramiento o colaboración existe. Y esto explicaría,
en cierta manera, las declaraciones de hoy.
El artículo que aparece en la prensa no es el resumen o la
difusión de un estudio científico, producido en el ámbito de un proyecto de
investigación, sino una OPINIÓN personal, no sabemos si interesada, que se
sobrevalora en base al principio de autoridad, y no al de los resultados
científicos. Es decir, como bien sabe el profesor, en ciencia, desde tiempos
inmemoriales, existen dos formas de establecer paradigmas o estados de la
cuestión: los resultados de investigaciones rigurosas, sin más, o la autoridad
personal. Y ésta última no es una forma adecuada de rigor científico, sino que
es propia del siglo pasado, con algún relicto en la actualidad, superviviente
en zonas de sombra de las universidades españolas. Un título, por muy pomposo
que sea, como “Experto botánico, profesor del Área de Botánica del Departamento
de Ciencias Ambientales de la Facultad de Ciencias Ambientales y Bioquímica de
la Universidad de Castilla-La Mancha (UCLM) en Toledo “, no da la razón a
alguien por el mero hecho de exhibirlo. La razón la da el método científico, la
creación de teorías, en base a datos, que deben contrastarse con un presupuesto
hipotético inicial, y ser sometida a crítica por la comunidad científica.
Sentimos decirlo pero en el artículo de hoy hay muy poca ciencia.
En este contexto hemos considerado que no vale la pena, por no
ser necesario, que le responda un botánico, sino que cualquiera, con un poco de
sentido común, y que no tenga que quedar bien, como él, con quiénes le han
pagado el viaje y todos los gastos al parque francés, haciendo un
publirreportaje, podía responderlo.
¡Atención!, no queremos decir con estas palabras que el profesor
mienta, sólo que escoger determinados aspectos aislados de un ecosistema, y
someterlos a unas condiciones artificiales, para estudiarlos o mejorarlos, no
tiene nada que ver con mejorar el medio ambiente, sino más bien con la
jardinería. Y eso, cultivar plantas bajo unas determinadas condiciones, puede
tener unos resultados espectaculares pero no dice nada de la salud o
biodiversidad del ecosistema global, sólo, tal vez, de un parterre aislado. Lo
mismo podía hacerse en un laboratorio estanco, y al final, obtendría igual
conclusión; que las plantas crecen, crecen más, y todas las especies que se
quiera, si el medio está controlado. Para ese viaje no necesitábamos estas
alforjas. Eso es una tautología, una tontería, una inutilidad, algo que no
sirve para nada.
Santiago Sardinero dice que la “ Finca Zurraquín es una finca
agrícola tradicional toledana con uso también de caza, donde existen restos de
vegetación que "pueden ser francamente mejorados".
Y tiene razón en toda esa afirmación, salvo en lo de mejorarla,
porque ese concepto, el de “mejora”, es totalmente subjetivo. Si él entiende
por mejora llenar el espacio de plantas, habrá producido una mejora. Para otras
personas mejorarlo, a lo mejor, es construir un centro comercial, para otras
una discoteca, tal vez una urbanización, un campo de tiro, un Corte Inglés,
para otros hacer una reserva de caza, o explotarlo como una dehesa ganadera,
sembrarlo de melones de secano, y para otros hacer un parque natural, etc.
Todos tienen su razón, e inciden en cambiar el entorno para conseguir su
objetivo de mejora: allanar el monte, aclarar el bosque, ararlo, cercarlo,
abonarlo, vender viviendas, hacer negocio, etc. Lo que hay que ver es si esas
mejoras son moralmente admisibles, o lícitas.
Tenía razón, decíamos, en la descripción que hace del espacio,
como finca agrícola tradicional toledana. Y ahí, hemos de reconocer, aunque
sólo sea por esta vez, que ha dado en el clavo, ya que la mayor parte de ese
espacio fue protegida, precisamente por eso, por ser exponente de un paisaje
agrario tradicional en mosaico. Es decir, en la creación de ese paisaje ha
habido intervención de la naturaleza, y del ser humano. En la interacción
conjunta de ambos se ha creado este paisaje excepcional. El bosque primigenio,
lleno de plantas, o biodiversidad, desapareció probablemente hace milenios,
pero principalmente a partir del siglo XIII cuando este espacio se convirtió en
una dehesa ganadera, aclarando sustancialmente el bosque, de árboles y resto de
plantas.
Esa es la originalidad de este paisaje, la interacción entre
seres humanos y naturaleza. Y lo poco habitado del territorio, que ha permitido
tener el paisaje actual, prácticamente sin alteraciones desde hace cientos de
años. Este paisaje es como es, con sus tierras cultivadas, con las incultas,
con manchas más o menos densas de vegetación, con zonas más densas escondidas
en las vaguadas, y con la comunidad de plantas que se ha adaptado a este
ecosistema. Con un bosque denso un poco más allá. Con la vegetación asociada a
los cauces fluviales.
A este paisaje no le sobra ni falta nada. Bueno, si le sobra, le
sobra un Puy du Fou, y un botánico queriendo hacer de él su laboratorio de
experimentos, ¡sepa usted por qué! Lo grave es que el señor Santiago Sardinero
sabe perfectamente que una comunidad de plantas aislada en un parterre no tiene
ningún valor para el ecosistema general, que engloba a plantas, animales,
suelo, red hidrográfica, etc., y las interacciones entre ellas.
Cambiar ese paisaje, alterarlo, en principio, es contrario al
Convenio Europeo del Paisaje, ratificado por España en 2008. España se
comprometió a, entre otros aspectos, a la «protección de los paisajes», para lo
cual tiene que realizar “acciones encaminadas a conservar y mantener los
aspectos significativos o característicos de un paisaje, justificados por su
valor patrimonial derivado de su configuración natural y/o la acción del
hombre”. Busque usted, señor Santiago Sardinero, dónde, en dicho tratado, se
contempla la “mejora” de los paisajes creados por la naturaleza y el ser
humano, REFORESTANDO. Eso, simple y llanamente es ILEGAL.
El paisaje actual constituye un ecosistema por sí mismo, en
pleno funcionamiento, en equilibrio, con las comunidades vegetales, con los
animales que viven en y de esa comunidad, con los depredadores, etc. Un
importante número de las plantas que se encuentran allí, citadas en la propia
memoria justificativa del proyecto, son plantas indicativas de un ecosistema
bien conservado. No venga usted ahora a hacer de Dios.
Que se puede aumentar (no mejorar) la comunidad de plantas, pues
claro. También se puede aumentar en los tiestos de nuestra casa, o en un
parterre, todo es cuestión de proponérselo y propiciar los cuidados y abonos
necesarios, y protegerla de los herbívoros, pero eso no es un ecosistema, eso
es un jardín, o un experimento.
Explíquenos usted cómo puede ser compatible el medio ambiente
natural, en este caso el vegetal, porque usted sólo habla de ese aspecto, no
del ecosistema completo y complejo, es decir, una parte del todo, como puede
ser compatible decíamos, con construir un aparcamiento para 6.000 vehículos,
más de 80.000 metros cuadrados de construcciones, paseos y viales, edificios
técnicos, canalizaciones, un puente, dos vallados, etc., con mantener un
ecosistema tal como está. Que sepamos, hasta ahora, las plantas no crecen en el
hormigón. Le vamos a dar la respuesta, sin hacer ningún experimento, ES
IMPOSIBLE.
A usted le podrán contratar o pedir asesoramiento para crear
“espacios interesantes” en los espacios entre edificaciones, entre viales,
entre las murallas, el pueblo, o los auditorios gigantes, en esos reductos
aislados, parterres vallados para que no los pise la gente, ni se los coman los
borricos y otra fauna doméstica que circule por allí. Usted podrá RECREAR
comunidades vegetales que incluyan un número determinado de especies o
biodiversidad dentro de la propiedad, digamos mayor de la que existe
actualmente, pero eso es NO ES MEJORAR EL MEDIO AMBIENTE, es otra cosa.
¿Cómo puede usted relacionar la pérdida de biodiversidad en el
mundo, con la mejora en biodiversidad en un parterre, como si estuviera
solucionando ese problema en Zurraquín? Eso que usted dice es una barbaridad.
Hay en Toledo, en la provincia, la región, España, Europa y el Mundo, lugares
en donde la biodiversidad está en peligro, lugares degradados, pero
precisamente en el lugar donde quiere instalarse el parque de ocio, eso no es
un problema. Fíjese que apenas a 200 metros, en Monte Sión, existe, probablemente,
una de las zona más boscosa del territorio, una ladera norte húmeda, libre de
la acción humana desde la Guerra Civil, que se encuentra llena de
biodiversidad, quizá mayor que la de Zurraquín, y, sin embargo, el Ayuntamiento
de Toledo, declaró en su momento, ese terreno como urbano, es decir, en poco,
si no se produce un milagro perecerá ante el ladrillo. Zurraquín se protege por
otra causa, no especial o singularmente por la biodiversidad. A ver si les
entra a ustedes en la cabeza. UNA COSA ES LA BIODIVERSIDAD Y OTRA UN PAISAJE.
Lo que usted plantea es un experimento sin sentido, un absurdo,
cuyo resultado sólo servirá para el disfrute, en su caso, de los visitantes del
parque. ¿Qué sentido tiene eso? ¿Para qué sirven esas comunidades vegetales extirpadas
de su contexto natural? ¿Cómo interaccionan con ellas la fauna salvaje
expulsada al otro lado de la valla, o a cientos de kilómetros por la presencia
del ser humano o el ruido de los espectáculos y los fuegos artificiales?
De Villiers, no quiere construir su negocio en una cantera o en una gravera, o en otra zona degradada, y ahí ejercer de aprendiz de Dios y mejorarlo, quiere construir precisamente en una de las pocas zonas protegidas del término municipal, y dicha zona no necesita mejorar la biodiversidad, lo único que necesita PARA MEJORAR ES que la dejen como está. QUE LA DEJEN EN PAZ
#queremossaberlaverdaddelpuydufou
Muy bien dicho. Los puntos, sobre las íes. Tanta especulación por parte de unos y otros es destructiva. Y el juego de la empresa al "secuestrar" la voz de un supuesto especialista, infame, porque desautoriza los datos aportados por otros (algunos, mucho más especialistas) de la manera más demagógica y oportunista.
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